Sus procesiones a caballo, el baile de la Danza de Espadas o costumbres como la “Comida de Pobres” justifican su inclusión en el Atlas del Patrimonio Inmaterial de Andalucía
Si las tradiciones son el corazón de la identidad de los municipios, Puebla de Guzmán, en plena comarca onubense del Andévalo, demuestra toda la personalidad propia que puede desplegar una localidad, por más alejada que esté de los grandes centros urbanos.
Frente a los procesos de homogeneización cultural derivados de la irrefrenable globalización de esta era de lo digital y lo tecnológico, el arraigo de las costumbres y la fuerza de las expresiones populares constituyen toda una muralla defensiva del valor de lo local, más aún en el mundo rural.
Y de eso hace gala precisamente este municipio onubense de 3.115 habitantes según la última revisión del padrón, que este año celebra el 25 aniversario de la declaración de su emblemática Romería de la Santísima Virgen de la Peña como Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía, merced a la petición previa del propio Ayuntamiento de la localidad.
En abril de 1999, en efecto, la entonces Consejería de Turismo y Deporte de la Junta de Andalucía declaraba este evento como Fiesta de Interés Turístico Nacional, “con todos los derechos inherentes” a tal rango, incluyéndolo además en el Atlas del Patrimonio Inmaterial de la Comunidad Autónoma, con lo que ello comporta para un municipio rural en estos tiempos de auge de lo urbano y metropolitano.
Unos años antes, en 1993, el prestigioso antropólogo, historiador, folclorista y ensayista Julio Caro Baroja reconocía ya directamente las particularidades de esta personalísima romería, a celebrar el último fin de semana de abril; destacando en un escrito a los mayordomos encargados de la organización del festejo “con las mayordomas respectivas y las gabachas que acompañan a estas con trajes especiales y lujosos”; así como a “los romeros que van a caballo a la ermita por un campo cubierto de jaras, tojos, tomillo, romero y aliagas”.
El papel del Cerro del Águila
Según la tradición, en 1470 un pastor habría presenciado una aparición mariana en el Cerro del Águila o Peña de la localidad, icono geográfico de esta zona del Andévalo; localizando inmediatamente después dos imágenes de la Virgen; naciendo así esta devoción expandida junto con el proceso de repoblación desarrollado desde el siglo XIV en la zona por los condes de Niebla y que se prolonga con todo fervor hasta la actualidad.
A continuación, entre los siglos XV y XVI habría sido levantada la ermita de la Virgen de la Peña en el entorno del Cerro del Águila, que domina el paisaje circundante y acoge los cultos de la romería; mientras se remontaría al año 1636 el primer documento escrito que refleja la celebración de esta romería, considerada una de las más antiguas de la provincia de Huelva y además del conjunto de Andalucía.
Se trata pues de una centenaria tradición que remata el mes de abril y que destaca por expresiones populares que le confieren una indiscutible singularidad, que motivan su reconocimiento como Fiesta de Interés Turístico Nacional de Andalucía.
La romería, caracterizada por los vestidos costumbristas de Gabachos y Gabachas que lucen las gentes de Puebla de Guzmán para conmemorar estos días de festejos; comienza el viernes con el traslado inicial del Simpecado desde la parroquia hasta la casa la Hermandad de la Virgen de la Peña.
Ya el sábado a media tarde se celebra la primera procesión a caballo, que recorre las calles del municipio, con su arquitectura de fachadas encaladas y pavimento empedrado, recogiendo a los mayordomos y mayordomas que se encargan de la organización de los actos.
La danza de las espadas
La comitiva ecuestre, seguida de romeros a pie, se dirige así en peregrinación hasta el Cerro del Águila animada por coplas y fandangos dedicados a la Virgen, hasta alcanzar la ermita, ante la cual se celebra esa tarde el tradicional baile de la Danza de Espadas, que figura desde 2011 en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz como Actividad de Interés Etnológico.
Posteriormente, se celebra una misa en el interior del templo, tras lo cual los actos ceremoniales incluyen la tradicional comida de caldereta de carne servida a los romeros por los propios mayordomos y mayordomas.
Ya el domingo se celebran en el santuario tanto las misas de peregrinos y de hermandades, como la procesión principal con la talla de la Virgen de la Peña llevada de forma espontánea por hombres y mujeres, antes de la también tradicional “comida de pobres”, otrora gesto para personas desfavorecidas y actualmente servida a todo aquel que la quiera degustar.
El lunes, la ermita acoge otra solemne misa y la procesión a caballo desciende desde el santuario hacia el municipio junto con la mayordomía, mientras el martes la caballería asciende una vez más al Cerro del Águila, donde durante el correspondiente culto en el templo, el Sermón de Súplicas, son designadas las personas que ejercerán la mayordomía de la romería del año siguiente. Esa misma tarde, los actos ceremoniales concluyen con un nuevo descenso de la caballería hasta las calles del pueblo, acompañando a los nuevos mayordomos.
Toda una celebración que se extiende además al plano gastronómico con las citadas calderetas de carne o los dulces que reparten los mayordomos durante los festejos, así como a la vertiente musical con los característicos toques de gaita y tamboril que acompañan a las celebraciones.
Sin lugar a dudas, una romería que demuestra la irrebatible identidad propia de Puebla de Guzmán como municipio; así como la fuerza del folclore y la cultura popular que convierten a Andalucía en una tierra sin parangón.