¿Cuántas veces has oído aquello de que el aceite de oliva es sanísimo?
Cientos, miles de veces, ¿verdad?… Entonces, ¿por qué sigues poniendo mantequilla en las tostadas, friendo con aceite de girasol y aliñando las ensaladas con algo que no sea Aceite de Oliva Virgen Extra (AOVE) de Jaén? Muchos lo llaman oro líquido y lo cierto es que posee múltiples propiedades de un enorme valor para nuestra salud (¡y para nuestra belleza!). Hoy te vamos a dar un buen puñado de motivos para que te pases definitivamente al AOVE Team. Tu cuerpo te lo agradecerá.
Aumenta la longevidad.-
Hay estudios que afirman que determinados tipos de cáncer tienen menos incidencia entre las personas que consumen aceite de oliva virgen extra de manera habitual y que este producto ayuda a ralentizar su avance. Y es que el AOVE tiene un efecto protector contra ciertos tipos de cáncer, como el de mama, próstata y aparato digestivo.
Fotografía: I Love Aceite – Licencia Creative Commons (BY-SA). Flickr
Previene enfermedades cardiovasculares.-
Los ácidos grasos del aceite de oliva, especialmente el ácido oleico, ayudan a regular los niveles de colesterol: reducen los niveles del llamado colesterol malo (LDL) y aumentan los del colesterol bueno (HDL). Este ácido oleico es una grasa monoinsaturada, es decir, una grasa saludable, rica en vitaminas E, A, D y K, que ayuda a reducir la formación de coágulos sanguíneos y a mejorar la salud de las paredes arteriales.
Disminuye la hipertensión.-
El ácido oleico y los polifenoles presentes en el aceite de oliva jiennense ayudan a mejorar la circulación sanguínea y a disminuir la presión arterial, por lo que su consumo es muy beneficioso para los hipertensos.
Posee propiedades hidratantes.-
El alto contenido en antioxidantes fenólicos, como la vitamina E, confiere al aceite de oliva un poder hidratante y rejuvenecedor sobre nuestra piel. Su uso protege de los agentes externos, como el sol y el viento, y ayuda a regenerar las células cutáneas.
Fotografía: I Love Aceite | Licencia Creative Commons (BY-SA). Flickr
Tiene un efecto antiinflamatorio.-
Según un estudio del Centro de Estudios Químicosensoriales Monell de la Universidad de Pensilvania, 50 gramos de aceite de oliva virgen extra contienen hasta 200 microgramos de un compuesto llamado oleocanthal, lo que equivale al 10% de la dosis de ibuprofeno recomendada para aliviar el dolor en un adulto.
Ayuda contra el estreñimiento.-
El AOVE tiene un ligero efecto laxante y mejora la absorción intestinal de los nutrientes al estimular la vesícula biliar. Su consumo mejora la digestión, reduce la secreción ácida gástrica y nos protege frente a las enfermedades gastrointestinales.
Contribuye al desarrollo óseo.-
El aceite de oliva virgen extra de Jaén ayuda a la mineralización y al desarrollo de los huesos, de ahí la importancia de que esté presente en la dieta de los niños. Pero también en la de los mayores, pues limita la pérdida de calcio que se produce cuando somos adultos y ayuda a prevenir enfermedades como la osteoporosis. También resulta fundamental durante la menopausia.
Protege de infecciones.-
Un estudio de la Universidad de Jaén concluye que una dieta rica en AOVE ayuda a prevenir infecciones causadas por bacterias como la E. Coli o la salmonella.
Mejora el desarrollo cerebral.-
El poder antioxidante de los polifenoles y las grasas monoinsaturadas del aceite de oliva contribuye a un mayor desarrollo cerebral y atenúa el envejecimiento. De hecho, las personas que consumen mayor cantidad de estas grasas experimentan con el tiempo mejoras cognitivas. También se ha comprobado efectivo para prevenir enfermedades como el Alzheimer.
Reduce el nivel de azúcar en sangre.-
El consumo de aceite de oliva jiennense ayuda a reducir los niveles excesivos de glucosa en sangre, por lo que es excelente para los diabéticos. Con una cucharadita, basta para controlar el azúcar.
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