El rumbo de un navegante para “poner a Elcano en el lugar que merece”
Fernando Barroso
@FernandoBarVar
23 de febrero de 2020

Antonio Fernández Torres, comisario de la exposición ‘El viaje más largo’ sobre la primera circunnavegación a la Tierra, reivindica el protagonismo del marino vasco en aquel hito

   Por más que buena parte de la actual producción artística esté volcada en los no pocos avatares del mundo moderno, la fantasía o la ciencia ficción, las gestas y episodios históricos y las grandes epopeyas de la Humanidad siguen despertando interés y entusiasmo, quizá por el peso específico de lo verdaderamente sucedido.

   Buen ejemplo de ello es la exposición ‘El viaje más largo: la primera vuelta al mundo’, inaugurada el 12 de septiembre de 2019 en el Archivo de Indias de Sevilla con motivo del quinto centenario del comienzo de la expedición que daría lugar a la primera circunnavegación a la Tierra. Y es que ‘El viaje más largo’ ha llegado a cosechar más de 3.000 visitas al día y ha movilizado hasta la capital andaluza a no pocos enamorados de la Historia y la navegación, procedentes de diversos lugares de España, Reino Unido o Francia, según la organización.

Fotografía: Ana Pérez Luna

   La muestra, promovida por Acción Cultural Española y el Ministerio de Cultura con el patrocinio de la Fundación Unicaja, ofrece un recorrido por la gesta de la “armada de la especiería”, la flotilla de cinco naos que, bajo el mando de Fernando de Magallanes, zarpó de Sevilla el 10 de agosto de 1519 con la misión de abrir una ruta a través del continente americano hacia las islas Molucas y sus codiciadas especias, regresando tras cumplir el reto sólo una de las embarcaciones con Juan Sebastián Elcano al frente, tras haber rodeado la Tierra.

   Para reflejar aquella hazaña, la muestra consta de 106 piezas entre las que figuran modelos a escala de las naves de la expedición diseñados por el maquetista Antonio Hierro, esculturas de Javier Romero Abrio, armas auténticas de los siglos XV, XVI y XVII y, sobre todo, múltiples documentos originales o contemporáneos relacionados con el viaje.

Fotografía: Ana Pérez Luna

   Por ejemplo, se exhibe una versión lusa del Tratado de Tordesillas, firmado en  1494 entre los reyes de Castilla y Aragón y la corona de Portugal repartiendo los océanos entre tales potencias; una copia certificada de 1523 de las capitulaciones de Valladolid, con las que el rey Carlos I autorizaba en 1518 a Fernando de Magallanes a realizar en su nombre esta expedición hacia las “islas de las especias”, o legajos sobre los gastos organizativos del viaje y la nómina de tripulantes de la flotilla.

   Brillan también en la exposición, entre muchos otros documentos, el testamento de Magallanes o una copia coetánea del escrito remitido el 6 de septiembre de 1522 por Juan Sebastián Elcano a Carlos I, informando de su llegada a Sanlúcar de Barrameda (Cádiz) junto a 17 hombres más a bordo de la Nao Victoria, tras haber dado la vuelta al mundo.

   Los documentos constituyen así la verdadera “columna vertebral” de esta muestra, como explica Antonio Fernández Torres, fundador del estudio de contenidos Tannhauser y comisario de la exposición junto con los archiveros Braulio Vázquez Campos y Guillermo Morán Dauchez.

LA VISIÓN DE UN HISTORIADOR Y NAVEGANTE

   Más allá de que Fernández Torres sea el responsable del diseño “conceptual” y del “guión” de la muestra, pues no en vano  ejerce como director de proyectos expositivos, su mirada de la gesta de la primera circunnavegación cobra aún más interés por su trayectoria como “historiador, americanista”, investigador especializado en la navegación y la exploración del Océano Pacífico y, además, navegante profesional de embarcaciones de vela.



   “Siempre he sido muy aficionado a navegar y durante años lo he hecho con barcos de vela, incluso compitiendo en diferentes partes del mundo”, cuenta sobre sí mismo Antonio Fernández Torres, orgulloso de su estrecha “relación” con el mar.

   Es más, según rememora, fue “segundo de a bordo y director de comunicación” de la réplica de la Nao Victoria, durante el viaje protagonizado por dicha nave entre 2004 y 2006  para reconstruir la primera circunnavegación, un periplo en el que esta embarcación construida según la original navegó 26.894 millas náuticas y recaló en 17 países.  Después, participó como bien agrega en la exposición de 2013 ‘Pacífico. España y la aventura de La Mar del Sur’ por el quinto centenario del descubrimiento de dicho océano por Vasco Núñez de Balboa.

  

En ese contexto, Antonio Fernández Torres recuerda también que estuvo “muy cerca” del ingeniero Ignacio Fernández Vial, diseñador de las réplicas de las carabelas de la expedición de Cristóbal Colón en 1492 y de la entonces nueva Nao Victoria. “He tenido la suerte y el privilegio de poder navegar mucho”, se ufana explicando que, en consecuencia, su “faceta como historiador” ha estado centrada en la investigación de la navegación durante la Era de los Descubrimientos, “la exploración del Océano Pacífico y la primera vuelta al mundo”.

INTERNARSE EN “EL LADO INEXPLORADO DEL MUNDO”

   Precisamente desde su conocimiento de la navegación en la Era de los Descubrimientos y su experiencia como marino, Antonio Fernández Torres expone que aunque en aquel periodo histórico “hubo numerosas expediciones, todas ellas muy arriesgadas”, la misión de la “armada de la especiería” era “particularmente” intrépida al necesitar la apertura de una ruta “por el lado inexplorado del mundo”. “Sabían que tenían que ir muy al sur y que después habría otro mar hasta llegar a las Molucas, pero no imaginaban que el Océano Pacífico iba a tener esas dimensiones”, enfatiza.

   La “mejor prueba” de los peligros de esta expedición, según razona este historiador y navegante, es que el reino de Portugal “había rechazado” respaldarla y pese a que “en ese momento había tantos marineros en Sevilla, a Magallanes le costó mucho encontrar hombres que le acompañasen”, aceptando finalmente a extranjeros cuando se trataba de una medida “totalmente inusual” en esa época. “En aquellos tiempos, navegar estaba lleno de riesgos e iba a la mar quien no sabía hacer otra cosa o quien no tenía más remedio”, precisa este comisario de la exposición ‘El viaje más largo’.

Reproducción de la Nao Victoria. Fotografía: Fernando Barroso

   Su experiencia al frente de barcos de vela le lleva precisamente a marcar diferencias entre esta singladura y la expedición comandada en 1492 por Cristóbal Colón a la búsqueda de las Indias, pues aunque el genovés “rompe una barrera y abre el camino de la navegación oceánica”, su travesía fue “técnicamente más sencilla” en términos de pilotaje.

   “La primera vuelta al mundo fue mucho más complicada en cualquiera de sus tramos”, sostiene Antonio Fernández Torres desgranando las dificultades de navegar hacia el sur, bordeando el continente americano con “cada vez más frío y peor meteorología”, cruzar el tortuoso estrecho hoy nominado en memoria de Magallanes, “atravesar el Pacífico sin saber sus dimensiones” y afrontar el derrotero de regreso por el índico Sur con las “tremendas” condiciones adversas que presenta dicho océano. “Técnicamente fue una travesía brutal. Muy dura. A los navegantes de hoy día nos parece imposible que llegasen”, reflexiona Fernández Torres.

Fotografía: Ana Pérez Luna

   Al hilo, su experiencia como navegante de barcos de vela y en especial su conocimiento de “las guardias de noche” en el mar le llevan a imaginar “el estado mental y de ánimo” de los tripulantes de la flotilla de la especiería, que como narra el geógrafo y cronista italiano Antonio Pigafetta, embarcado en la expedición, vivieron situaciones tan extremas que se vieron obligados a comer “ratas, serrín o cuero” para sobrevivir.

Fotografía: Ana Pérez Luna

AFRONTAR EL “MIEDO A LO DESCONOCIDO”

   “Imagino esa oscura noche oceánica, navegando sin saber realmente qué hay más allá de la proa de la nave”, explica Fernández Torres llamando a reflexionar sobre las “muchas dudas” que asaltarían a los tripulantes en aquellas guardias nocturnas y sobre “cómo se gestiona toda esa incertidumbre y ese miedo a lo desconocido”.

   Precisamente por eso, recuerda este comisario de la exposición ‘El viaje más largo’, una de las secciones de la muestra se inspira en la “noche oceánica” y las vivencias y sensaciones que presumiblemente experimentaron aquellos marinos que navegaban “sin saber lo que realmente iban a encontrar”.

   Pero sobre todo, y en estos momentos en los que la gesta de la primera circunnavegación está calando con fuerza gracias a la conmemoración de su quinto centenario, Antonio Fernández Torres advierte de que la figura de Juan Sebastián Elcano “está muy diluida” en la memoria colectiva y no goza del protagonismo que merece, pese a que el navegante vasco “fue quien tuvo la idea de completar la vuelta al mundo”.

   “Magallanes nunca se planteó dar la vuelta a la Tierra. Él quería llegar a las islas Molucas, creía que conocía el camino y pensaba volver por la misma ruta” de ida, recuerda Fernández Torres.

   Fue tras la llegada a las Molucas, con Magallanes ya muerto durante un combate en la isla de Mactán, cuando Elcano al frente de la Nao Victoria y Gonzalo Gómez de Espinosa al mando de la Trinidad “hablan” de tal opción y el marino vasco toma “esa decisión de seguir hacia el oeste, por una ruta que no había sido navegada nunca, la del Índico Sur”, precisa este comisario de la exposición.

Fotografía: Ana Pérez Luna

   Al respecto, Antonio Fernández Torres explica que el hecho de que en la primera circunnavegación la figura de Magallanes goce de más protagonismo popular que la de Elcano deriva de un “problema” con la documentación que obra sobre el conjunto de la expedición.

EL “RELATO” INCOMPLETO DE PIGAFETTA

   Según argumenta, “de la primera parte del viaje hay muchos documentos” gracias a varios cronistas embarcados en la flotilla, si bien tras la muerte de Magallanes y la llegada a las islas Molucas, “cuando Elcano parte hacia el oeste para dar la vuelta al mundo, personas que habían dejado relatos del viaje, como Ginés de Mafra o el piloto genovés, se quedan con la Trinidad”, que fallaría en su intento de  regresar por el este.

   El principal cronista que embarcaría junto al navegante vasco sería así Antonio Pigafetta, quien “claramente no tenía buena relación con él”, porque pese a ser el comandante de la nave “no lo nombra en ninguna parte de su obra ni cuenta nada de la travesía del Índico”.

7ù   Y dado que a lo largo de los siglos “el relato de Pigafetta se impuso por ser tan periodístico y atractivo de leer”, la figura de Elcano “fue quedando en un segundo plano” porque en dicho texto, el marino vasco “no aparece”.

   “A Elcano no se le ha defendido lo suficiente y fuera de España es un completo desconocido, cuando la realidad es que la primera vuelta al mundo como tal es obra suya y del resto de hombres de la Nao Victoria, no de Magallanes”, enfatiza Antonio Fernández Torres, quien para ilustrar la “enorme dimensión” de la travesía afrontada por el marino vasco y su tripulación invoca la carta del capitán luso Antonio Brito al rey Juan III de Portugal, informando de las intenciones de Elcano de obrar “tamaño milagro” como regresar a Castilla por la ruta inexplorada del Índico Sur.

   Es en este punto en el que este comisario de la muestra El viaje más largo señala que, precisamente, “otro de los objetivos” de la exposición es “poner a Elcano en el lugar que merece como navegante de referencia”, exhibiendo documentación e información que van más allá del “relato de Pigafetta”.

   En ese sentido, Fernández Torres agrega que una vez finalizado el 23 de febrero el primer periodo de la exposición en el Archivo de Indias de Sevilla, la escala de la misma en el Museo de San Telmo de San Sebastián entre julio y septiembre de este año estará “más centrada en la figura de Elcano”.

Fotografía: Ana Pérez Luna

VOLVER A SEVILLA

   Y en un contexto en el que la conmemoración del quinto centenario de la primera circunnavegación a la Tierra abarca hasta el año 2022, con motivo de la efeméride del regreso de la Nao Victoria a Sevilla, este comisario de la exposición ‘El viaje más largo’ avisa de que la muestra “tiene otra itinerancia aún por cerrar”.

   “Queremos que la exposición tenga proyección internacional”, adelanta Antonio Fernández Torres, defendiendo la propuesta de que esta muestra “siga adelante” tras su paso por San Sebastián, salga “de las fronteras” de España y “vuelva a Sevilla en 2022, transformada a su vez por su propio viaje”.


2 comentarios sobre “El rumbo de un navegante para “poner a Elcano en el lugar que merece”

  1. Es un artículo muy interesante. Tiene la profundidad que falta hoy día cuando se tratan temas trascendentes. Gracias

    • Muchas gracias, Fernando. Intentamos diferenciarnos precisamente ofreciendo contenidos de calidad y además, le ponemos mucho cariño a nuestros reportajes. ¡Muchas gracias por leernos!

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