Un diario de aventuras, La Vuelta al mundo en 80+11 días, que comienza con recuerdos de la infancia y una descripción de la familia como un equipo. ¿En qué medida la infancia marca carácter?
La infancia marca la esencia de la persona y vas perfilando esas emociones a medida que vas creciendo. Yo me crie en un entorno rodeado de animales y con dos hermanas. Eso marcó mis inicios. Imagino que fui forjando mi carácter y mi personalidad. Pero creo que es la suma de las experiencias que vives a lo largo de tu vida las que te van llevando a ser como eres. Viajar por el mundo es cargar tu mochila de momentos y vivencias. Vas descubriendo en quién te quieres convertir y quién eres realmente. No soy la misma hoy que ayer.
Explícanos con más detalle tu fórmula de vida (Estudiar + Trabajar + Viajar) x Actitud = Aventura + Felicidad + Vida
Hace unos años conocí personalmente a Víctor Küppers un formador y conferenciante cuyo discurso gira en torno a la psicología positiva. Él dice que “La actitud depende de nosotros, tú eliges tu actitud y esa actitud te va a ayudar a afrontar las cosas”. Y de ahí formulo V=(C+H) x A. El Valor de una persona es la suma de Conocimientos y Habilidades multiplicado por la Actitud. Así pues, mientras los conocimientos y las habilidades suman, la actitud multiplica y establece la diferencia entre un “crack” y un “chusquero”.
Me gustó tanto esa reflexión que la quise desarrollar y llevar a mi experiencia personal, modificada con mis parámetros: (Estudiar + Trabajar + Viajar) x Actitud = Aventura + Felicidad + Vida
Para mí los conocimientos y las habilidades de una persona es la suma de sus estudios (nos dan cultura y formación), de su trabajo (nos ofrece experiencia, paciencia, ser resolutivos), de sus viajes (nos enseña a ser respetuosos, a descubrirte a ti misma y a otras culturas, a expandir la mente). Y todo ello multiplicado por una actitud positiva, ante la vida, ante el cambio, es igual a disfrutar el presente como una aventura llena de felicidad. La felicidad es la clave del éxito y de nuestra existencia.
Ambientóloga, selmelier y viajera. ¿Qué faceta te hace más feliz de todas?
Soy la suma de cada una de ellas y no me entiendo a mí misma si no las desarrollo todas. Pero curiosamente cada una de ellas la he adquirido de una forma diferente.
Estudiar ⇒ Me licencié en Ciencias Ambientales ⇒ Ambientóloga
Trabajar ⇒ He trabajado durante 15 años en una salina artesanal ⇒ Selmelier
Viajar ⇒ Llevo más de 20 años viajando por todos los continentes ⇒ Viajera
Finalmente, cada una de mis facetas se nutre la una de la otra para hacer la mejor versión posible.
Qué aprendizaje nos deja un viaje de contrastes culturales, paisajísticos y climatológicos en un periodo breve de tiempo?
Hacer “La vuelta al mundo” te da la posibilidad de sentir, ver, oler y escuchar la esencia de las distintas ciudades del planeta con una diferencia de horas. Eso te supone poder comprobar los contrastes en todos los ámbitos: economía, cultura, gastronomía, horarios, idioma, vestimenta, bailes, formas de comportamiento… es algo indescriptible. Y, además, si lo haces sin planificar, te da la oportunidad de vivir el día a día no como una turista, sino sintiéndote una lugareña más.
¿Por qué sola?
Viajar acompañada te aporta muchas vivencias increíbles, porque puedes compartir momentos, conversar, te ayuda a tomar decisiones y las culpas si algo sale mal son compartidas, se dividen gastos en temas como alquilar un coche, la habitación, etc. Entonces, si viajar acompañada tiene tantas ventajas ¿Por qué viajo sola? Por varios motivos: Uno, porque no siempre coincides con alguien que este alineado para viajar justo en el momento que tú puedes o los días que tú tienes libres. Dos, porque la economía de cada uno es diferente. Tres, porque los intereses de la otra persona no son los mismos que los tuyos.
En definitiva, no he coincidido con esa persona afín a mí. Aun así, como siempre veo el lado positivo de las cosas, viajar sola me ha aportado muchas (pero que muchas) cosas buenas. Y es muy importante entender que no es lo mismo viajar sola que sentirse sola. Viajar sola me hace aprender a tener una mayor capacidad resolutiva y rapidez mental. Viajar sola hace que me reinvente. Descubro cosas de mí, que ni sabía que existían. Los logros se disfrutan con mucha intensidad, porque han sido 100% fruto de tus decisiones. Viajar sola me ha permitido conocer gente maravillosa con historias increíbles. Y, sobre todo, aprendes a escucharte, a ver qué necesitas de verdad.
Una parte de tu libro está dedica a la preparación del viaje con consejos muy prácticos sobre medicamentos, higiene personal, vestuario… ¿Hay consejos específicos o precauciones que tomar cuando quien viaja es una mujer sola?
Por desgracia, hoy día en la sociedad en la que todavía vivimos las mujeres tenemos que cumplir ciertas normas en muchos países… en lo que se refiere a nuestra vestimenta, a lugares donde no se nos permite entrar, a comportamientos que no podemos llevar a cabo… Pero ahí entra en juego lo importante que es respetar otras culturas cuando viajas, independientemente de que no lo compartas y siempre que la situación no sea inadmisible, claro.
Pero como aprendizaje, tras tantos años viajando sola por el mundo, llevo casi a rajatabla varias normas de comportamiento: una, no beber alcohol y otra, antes del anochecer a mi alojamiento he de volver.
Has estado entre minas antipersona, animales salvajes, has buscado tortugas marinas en Mauritania… ¿Qué le queda a Inma Salado por hacer?
Me encanta esta pregunta, porque cuanto más miro el mapa, más pienso: “Madre mía, me queda tanto aún por descubrir y tantas aventuras en las que embarcarme”. Viajar me da vida, me da una fuerza emocional que las cosas materiales no me aportan. Aumenta mi creatividad y, sobre todo, me ayuda en mi crecimiento personal.
¿Cuál ha sido el lugar del mundo más especial para ti?
Tras recorrer todos los continentes, te das cuenta de que elegir un único lugar en el mundo es muy complicado porque en cada uno de ellos has tenido vivencias sorprendentes. Pero es cierto que algunos los recuerdo con mucho cariño. Por ejemplo, Costa Rica es un país inmerso en naturaleza. Allí viví en la selva, dormí durante semanas en la playa, nadé entre tiburones sin saberlo. Hawái, me fascinó… suponía estar inmersa en todas mis pasiones: volcanes, mar, tortugas marinas, faros… Pero sin lugar a duda, me quedo con mi tierra, Chiclana.
¿Has sentido miedo en alguno de los destinos visitados?
Ser valiente no es no tener miedos, sino enfrentarte a ellos. Cuando viajas sola te aparecen muchos miedos e incertidumbres, pero aprendes a relativizar los problemas, tomas distancia, ves las cosas desde un enfoque diferente.
En Sudáfrica olvidé reservar alojamiento y no se me ocurrió mejor cosa que decirle a un taxista que me llevase donde quisiera. Una vez dentro del taxi, pensé: “¿Pero que has hecho, criatura?”. Comenzó a avanzar por lugares sin farolas, iba alejándose del origen, había fogatas en las calles. Sentí miedo. Pero me dije: “Seguro que es buena persona”, aunque por otro lado estaba temblando. Finalmente, todo quedó en una anécdota y dormí en uno de los lugares más extraños: el vagón de un tren abandonado con compañeros suyos de profesión.
La parte culinaria está muy arraigada a la forma de vida de cada ciudadano y al lugar del mundo que habita. ¿Qué sabores te han conquistado?
Me fascina la comida italiana, así que durante mi estancia en Italia disfruté como una niña pequeña. Pero es verdad que los años han ido curtiendo mi paladar y recuerdo con añoro platos típicos de cada país: el poke de Hawái, el pad thai de Chiang Mai, el taco de Playa del Carmen, las gyozas rellenas de carne de Pekín…
Una parte de tu actividad fue como voluntaria en el Parque Nacional de Doñana. ¿Qué te parece la situación actual de esta joya y qué piensas de las polémicas generadas con motivos de las distintas posturas política sobre la gestión del agua?
La ausencia de lluvia está afectando a cada rincón de nuestro planeta y es cierto que tenemos que buscar soluciones a la gestión del agua asumiendo que por un lado estamos inmersos en un cambio climático global y por otro lado, estamos haciendo mal uso del agua. Esta situación es similar cuando viajas sola y te enfrentas a circunstancias complicadas. La clave: ser resolutivos, barajando todas las opciones viables. Es muy importante la gestión del agua, pero también lo es la calificación urbanística del suelo.
¿Con qué ojos miras a Chiclana, tu rincón de origen, después de haber vivido tantos otros lugares? ¿Ha cambiado algo para ti?
Cuando viajas te enamoras de lugares, de momentos, de personas, de la dopamina… Pero al final llevo en el corazón a mi ciudad natal, Chiclana. Siempre que estoy con ganas de regresar a mi casa, sobre todo cuando llevas ya varias semanas fuera y faltan pocos días para el viaje de vuelta, las ganas se acrecientan: “Hogar, dulce hogar”.
¿Próximo destino?
Tengo muchos lugares en mente, pero ninguno aún decidido, lo haré cuando falten pocas semanas para partir. La elección la hago dependiendo de ese instante: cómo me siento, de qué tengo ganas, de cuánto tiempo dispongo, qué dinero me quiero gastar… así que es una incertidumbre aún.